Lejos de pensar que el minimalismo significa renunciar al lujo, esta corriente demuestra justo lo contrario. Las firmas de joyería de lujo apuestan por acabados impecables, aleaciones de alta pureza y procesos artesanales que garantizan durabilidad y brillo. El valor de cada pieza reside en la precisión del engaste, el pulido espejo y la selección de materiales sin concesiones.
Oro amarillo de 18 quilates: el favorito por su calidez y resistencia.
Oro rosa: aporta un matiz romántico muy apropiado para la primavera-verano.
Oro blanco: para lograr un reflejo frío que combina bien con diamantes o gemas de tonos pastel.